Etiquetas

, ,


A veces la guinda del pastel no está en la consumición… Un mal trato puede ahuyentar a tus clientes aunque tus platos tengan una calidad excelente.

.

Chocolate con churrosHace poquitos años abrieron sus puertas en Zaragoza las Chocolaterías Valor, así que todos estábamos impacientes por probar sus chocolates calientes.  Largas filas para conseguir una mesa en la afamada chocolatería, que se hacen más llevaderas cuando intuyes lo que te espera dentro.

.

Por fin conseguimos sentarnos y comernos nuestro chocolate con churros. Una delicia, sí señor. Es una pena que no vayamos a volver nunca más…

De repente, y sin venir a cuento, una de las camareras nos trae la cuenta, que obviamente no habíamos pedido. Aun así, pagamos el importe y quedamos a la espera de que nos traigan los cambios. Sin embargo, no tenemos intención de irnos. Es invierno, hace frío, y no sé en otras ciudades, o si me apuráis en otros países, pero en Zaragoza, cuando entras a una cafetería a tomarte un café (o lo que te apetezca),  al pedir tu consumición adquieres el derecho a quedarte de tertulia el tiempo que quieras.

Al poco rato vuelve la camarera con cara de muy pocos amigos y nos pregunta con malas formas si nos falta algo. Reconozco que me permito contestarle con el mismo mal tono, “Los cambios”. No solamente nos están echando de malas maneras del local porque hay fila fuera e intuimos que no quieren que la gente que está esperando en la calle termine por irse a otro sitio, sino que además se olvidan de traernos los cambios y parece que también es culpa nuestra.

Nos damos cuenta de que esto no sólo nos está pasando a nosotros. La indignación va de mesa en mesa. Terminamos por marcharnos… ¡Para siempre! Ni una palabra más alta que otra, ni una reclamación. Lo mejor en estos casos es no volver.

Como hemos dicho más arriba esto sucedió hace un par de años o tres. No lo recordamos con exactitud. Fue el año en el que abrieron la chocolatería (y entonces no teníamos el blog para contarlo…). Quizá (ojalá) ahora las cosas hayan cambiado. Lo que está claro es que probablemente si no puedes entrar a un local porque está abarrotado lo intentarás en otra ocasión, pero si te echan para que entre la gente que está esperando fuera, seguramente no vuelvas…

La parte positiva de esta historia es que descubrimos el local que tiene Häagen-Dazs justo enfrente, en el número 6 de la Plaza Sas. También tienen un chocolate con churros para chuparte los dedos, además de gofres, crêpes y helados con sabores inimaginables… Y lo mejor de todo es que siempre te reciben con un “¿Qué tal chicos?” Nosotros lo tenemos claro.